¿Qué contaros? Pues publiqué la entrada anterior porque ese mismo día, ese 30 de setiembre, un amigo mío de la infancia falleció. El golpe fue muy duro para mí, pues desde los tres años ha sido uno de mis amigos más cercanos y uno de los pocos con los que no me he peleado nunca (mi carácter es muy explosivo), y también por el hecho de que el día anterior a su muerte había pasado, después de varios meses sin vernos, la tarde con él y tres amigos más dando vueltas por el pueblo, correteando arriba y abajo y pasándolo genial. Fue realmente una cosa muy inesperada y una de las experiencias más dolorosas que he pasado en los catorce años que tengo, levantarme por la mañana y descubrir que una de las personas que más te importa se ha ido para siempre sin que lo hubieras podido imaginar jamás.
No sé si os habrá sucedido algo parecido... si es así, lo siento mucho y supongo que lo entenderéis; si no, no os lo deseo.
El caso es que ese suceso desafortunado se sumó a otros pequeños y no tan pequeños problemas personales y supuse que no iba a ser capaz de narrar nada legible por un tiempo, y así fue, sólo que duró más de lo que esperaba. Lo curioso es que si debía escribir un relato para la escuela o lo que fuere, no tenía problemas, pero a la que quería sentarme y desahogarme, era totalmente incapaz, lo cual resultó muy frustrante para mí y dificultó aún más mi retorno al mundo de blogger.
Hace alrededor de tres semanas que planeaba volver, pero quería hacerlo con un relato largo e interesante que compensara estos meses de ausencia, sólo que me encontré con otra tragedia: mi abuela, que vivía en Argentina mientras que yo resido en España, falleció este lunes tras once años de dura lucha contra el cáncer. Y me he visto hundida de nuevo, perdida, porque volví a sentir el hueco dentro, el vacío absoluto que te dejan esas personas tan queridas y necesarias cuando se van, pero esta vez algo ha cambiado.
Mi abuela fue una de las personas que más me apoyaron con la escritura desde que empecé, y se perfectamente que ella no querría que yo dejara de escribir cuando planeo volver a empezar, que no querría que me abrumara la tristeza y la desolación y me rindiera una vez más. Ella querría que luchara por mis palabras, y eso voy a hacer. Con un nombre nuevo (ahora mi nombre de usuario ha pasado a ser Riz) y nuevos motivos por los cuales hacerlo. Por mi amigo Joan, por mi abuela y por mí misma. Porque viven en mí y ahí dentro nunca morirán, y no quiero que lo hagan las palabras, que son las que sostienen mi mundo.
Así que, a pesar del desánimo, a pesar de la tristeza, a pesar del duelo, voy a volver con paso firme, y no vuelvo solo aquí: empiezo además un nuevo proyecto, ayudada por una de mis mejores amigas. Es un blog muy polifacético, estará dividido en secciones y espero que, junto con este blog y gracias a las palabras, consiga sanarme por dentro y seguir adelante con mi vida. El blog se llama Suburbia, y os invito a pasaros y a ayudarnos ya que lo empezamos con mucha ilusión pero necesitamos ayuda, cosa que agradecería mucho.
Click para entrar en Suburbia
Un saludo y un abrazo enorme.
Siento muchísimmo lo que pasó, de verdad. Realmente no sé que decirte más que eso, porque no he estado en la situación. Espero que estés bien y sé con certeza que saldrás adelante a pesar de la pena.
ResponderEliminarMe pasaré por el nuevo blog y seguro que lo sigo.
Cuídate :)
Gracias por el apoyo :)
EliminarY sí, hay que salir adelante a pesar de todo... sobretodo porque es lo que ellos querrían :)
Gracias por pasarte, un saludo.